lunes, 1 de marzo de 2010

MICRORRELATO

Yo ya estaba allí... Cuando los jinetes se acercaron hacia a nosotros, montados en sus caballos negros, espeluznantes, temerosos, osados y valientes, a pesar de nuestras picas colocadas al frente, seguían avanzando. Todos sudorosos. Reinó el silencio. Asustados, con el corazón encogido y tembloroso el pulso, seguíamos allí, fijos, esperando a aquel grupo de jinetes. Nuestro centurión se acercó, se rió. Nos reímos. Aguantamos con una sonrisa. Morimos con la sonrisa.

1 comentario:

  1. Espléndido, sorprendente, bien guiado, bien concluido. Estas líneas esconden a un buen escritor. Muy bueno el final, muy bueno.

    ResponderEliminar